Círculo de Amor Propio: Pausar También es Avanzar
En los últimos años he sentido muy de cerca una montaña de circunstancias que han puesto a prueba mi fortaleza, mi fe y mi propósito. He aprendido —a veces con dolor, a veces con gratitud— que la vida siempre encuentra la manera de enseñarnos lo que necesitamos para crecer, aunque no siempre sea como imaginamos.
Emprender tiene sus luces y sus sombras. Todos ven los logros, las fotos lindas, los proyectos terminados… pero pocas veces se habla de esas sombras que pueden lacerar nuestro estado de ánimo, desgastarnos y hacernos dudar de nosotras mismas.
Hace unos días viví algo que soñé durante mucho tiempo y por lo que trabajé con el corazón: el lanzamiento de mi reciente colección Burgundy. Fue un éxito, un momento que todavía me emociona. Pero detrás de ese resultado hubo carreras contra el reloj, noches sin dormir, comidas que se me olvidaban y una presión interna por querer que todo saliera perfecto.
Ese ritmo me llevó a un desgaste físico real que me obligó a pausar unos días. Y fue precisamente en esa pausa donde encontré una lección enorme: no está mal detenerse. No está mal respirar, bajar el ritmo, soltar un poco el control y permitirnos sentir.
A veces queremos ser organizadas, impecables, fuertes, y está bien… pero no siempre tendremos el control, y eso también es parte del proceso. Aprendí que cuando pausamos no significa que retrocedemos; significa que nos escuchamos, que nos cuidamos y que honramos nuestro bienestar.
Hoy quiero recordarte —y recordarme— que todo tiene solución, que no somos máquinas y que el amor propio también se practica cuando bajamos el ritmo y nos permitimos simplemente ser.
Share
